Un centenar de prisioneros políticos, hombres y mujeres, fueron arrestados a partir del 11 de septiembre de 1973 hasta el año 1989. Sin embargo, casi la totalidad de las detenciones se practicaron durante los años 1973 y 1974. Posteriormente, se registraron casos aislados. Esta comisaría (que funciona hasta la actualidad), fue la que concentró el mayor número de detenidos, después del Regimiento Infantería Nº 21 Arica y la Cárcel de La Serena. Los prisioneros permanecieron hacinados, mal alimentados y en un ambiente antihigiénico e insalubre.

Además, eran introducidos en pequeñas celdas oscuras, inundadas con agua y sin baño; eran mantenidos amarrados, con los ojos vendados o encapuchados. Asimismo, denunciaron que los interrogatorios eran realizados en calabozos ubicados en el segundo piso de la comisaría. En la actualidad, una parte de este inmueble ya no pertenece al Fisco de Chile sino a un propietario particular.

Los detenidos atestiguaron haber sufrido golpizas intensas, heridas con objetos cortopunzantes, aplicación de electricidad, asfixia en aguas servidas, colgamientos, simulacros de fusilamiento y abusos sexuales. Estos castigos también eran sufridos en el patio del recinto, atados a un árbol. A los demás se les obligaba a escuchar las torturas de sus compañeros.

Finalmente, este recinto fue utilizado como lugar donde los detenidos debían firmar por períodos prolongados, una vez recobrada la libertad desde otros recintos.